Las campañas de prevención e información son hoy en día las mejores herramientas para combatir la epidemia del VIH, sobre todo en un país donde se calcula que hay más de 130 mil infectados, de los cuales el 60% desconoce su situación. Entrevista a Silvia Belsún, trabajadora social, miembro del Servicio Social del Hospital Pirovano y referente en el área VIH/SIDA, quien da un panorama de la actualidad de la enfermedad en Argentina.
-¿Como profesional, cual es su visión sobre la actualidad de los pacientes con VIH en la Argentina?
-Se puede decir que hoy por hoy, y gracias a la legislación vigente, está garantizado el acceso de toda persona, no sólo a la medicación es decir al tratamiento antirretroviral, sino a la atención integral de la problemática. A qué me refiero: que para una persona que vive con VIH es tan importante contar con la medicación como saber cómo tomarla, poder incorporarla a su vida. Estas cuestiones se relacionan a lo que llamamos la “adherencia” al tratamiento; al poder sostener el tratamiento en el tiempo.
La decisión de empezar el tratamiento acarrea un gran compromiso, ya que si se interrumpe o se saltean las tomas, los daños al cuerpo pueden ser graves. Belsún aclara que “por eso es importante conversar sobre esto con las personas antes de tomar la decisión de iniciar el tratamiento antirretroviral, justamente para evitar el abandono, con las consecuencias que esto también implicaría.”
- ¿Cual es el tratamiento para las personas de menores recursos?
- El tratamiento es el mismo, pero por esto se suele decir que no cualquiera puede adherir al tratamiento: en el hospital público, de hecho, muchas personas tienen tantos atravesamientos conflictivos, en relación a la pobreza en general, que vivir con VIH no es visualizado como su mayor problema. Es con este tipo de personas que cobra particular importancia el tema de la decisión de iniciar el tratamiento. Una persona que no tiene heladera, o directamente vive en la calle, difícilmente pueda sostener un tratamiento con tantas exigencias.
Los pacientes con VIH tienen el respaldo de la ley para recibir gratuitamente los medicamentos, y aunque en general ha habido grandes progresos, el principal problema que rodea a la enfermedad sigue siendo la desinformación y la discriminación. Belsún asegura que el problema está relacionado a lo que socialmente significa el VIH, ya que al comienzo de la epidemia se la relacionaba con los denominados “grupos de riesgo” (homosexuales, los usuarios de drogas, las trabajadoras sexuales). Por eso, explica que “hoy en día vemos que cualquier persona puede tenerlo. La realidad es que el VIH es un virus que no se contagia, se transmite, e incluso no es de fácil transmisión: es necesario un intercambio de los fluidos corporales que lo transmiten en gran cantidad y sin las precauciones sugeridas para finalmente adquirir el virus”.
-¿Cómo se combate la discriminación?
-Sin dudas, la prevención e información son las mejores herramientas tanto para frenar la transmisión, como para mejorar la calidad de vida de aquellos que viviendo con el virus, sufren la discriminación y el estigma derivado de las concepciones erróneas que circulan respecto del VIH/SIDA.
-Se puede decir que hoy por hoy, y gracias a la legislación vigente, está garantizado el acceso de toda persona, no sólo a la medicación es decir al tratamiento antirretroviral, sino a la atención integral de la problemática. A qué me refiero: que para una persona que vive con VIH es tan importante contar con la medicación como saber cómo tomarla, poder incorporarla a su vida. Estas cuestiones se relacionan a lo que llamamos la “adherencia” al tratamiento; al poder sostener el tratamiento en el tiempo.
La decisión de empezar el tratamiento acarrea un gran compromiso, ya que si se interrumpe o se saltean las tomas, los daños al cuerpo pueden ser graves. Belsún aclara que “por eso es importante conversar sobre esto con las personas antes de tomar la decisión de iniciar el tratamiento antirretroviral, justamente para evitar el abandono, con las consecuencias que esto también implicaría.”
- ¿Cual es el tratamiento para las personas de menores recursos?
- El tratamiento es el mismo, pero por esto se suele decir que no cualquiera puede adherir al tratamiento: en el hospital público, de hecho, muchas personas tienen tantos atravesamientos conflictivos, en relación a la pobreza en general, que vivir con VIH no es visualizado como su mayor problema. Es con este tipo de personas que cobra particular importancia el tema de la decisión de iniciar el tratamiento. Una persona que no tiene heladera, o directamente vive en la calle, difícilmente pueda sostener un tratamiento con tantas exigencias.
Los pacientes con VIH tienen el respaldo de la ley para recibir gratuitamente los medicamentos, y aunque en general ha habido grandes progresos, el principal problema que rodea a la enfermedad sigue siendo la desinformación y la discriminación. Belsún asegura que el problema está relacionado a lo que socialmente significa el VIH, ya que al comienzo de la epidemia se la relacionaba con los denominados “grupos de riesgo” (homosexuales, los usuarios de drogas, las trabajadoras sexuales). Por eso, explica que “hoy en día vemos que cualquier persona puede tenerlo. La realidad es que el VIH es un virus que no se contagia, se transmite, e incluso no es de fácil transmisión: es necesario un intercambio de los fluidos corporales que lo transmiten en gran cantidad y sin las precauciones sugeridas para finalmente adquirir el virus”.
-¿Cómo se combate la discriminación?
-Sin dudas, la prevención e información son las mejores herramientas tanto para frenar la transmisión, como para mejorar la calidad de vida de aquellos que viviendo con el virus, sufren la discriminación y el estigma derivado de las concepciones erróneas que circulan respecto del VIH/SIDA.
Por Andrés Solmesky