De origen budista, el Tantra se plantea como una alternativa a las prácticas sexuales occidentales. ¿Que pasa cuando eyacular pasa a ser un objetivo secundario en el sexo?
“La eyaculación es una perdida de energía”. Esta frase, habitual en cualquier tantrista, resume la idea de estos verdaderos “alternativos” del sexo. Y es que aunque parezca lo contrario, el Tantra tiene como principal meta intensificar el placer sexual. Por Andrés Solmesky
“La eyaculación es una perdida de energía”. Esta frase, habitual en cualquier tantrista, resume la idea de estos verdaderos “alternativos” del sexo. Y es que aunque parezca lo contrario, el Tantra tiene como principal meta intensificar el placer sexual. Por Andrés Solmesky
El origen de la palabra procede de la unión de dos palabras antiguas, cuyo significado es expansión y liberación. Básicamente, el Tantra apunta a eso: explorar y expandir la espiritualidad, utilizando los cinco sentidos en la búsqueda del placer total.
¿Llegar al orgasmo sin eyacular? Sí, se puede. La creencia tantrica asegura que el hombre queda exhausto después de acabar e incluso aseguran que, fisiológicamente, con eyacular una vez por mes el cuerpo tiene suficiente. Por eso mismo, los practicantes del Tantra aprenden a llegar al orgasmo sin necesidad de eyacular. Y no solo eso: los hombres tantricos pueden llegar a tener múltiples orgasmos y en varias partes del cuerpo.
Es que a diferencia de Occidente, donde llegar al orgasmo es visto como el objetivo central del sexo (sobre todo en los hombres), para el Tantra la satisfacción femenina y el orgasmo son muy importantes, pero el orgasmo masculino debe demorarse para extender la dicha. Linda Sonntag, escritora inglesa experta en temáticas sexuales, explica en su libro ‘Sexo sensacional’ que el Tantra “aconseja al hombre explorar su lado femenino y a la mujer sus cualidades masculinas, ya que se basa en una filosofía de la plenitud”.
En la Argentina, la Escuela Argentina de Tantra ofrece cursos intensivos de fin de semana, regulares en tres meses cursando seis horas semanales, seminarios y prácticas tántricas individuales. Allí concurre Leandro Rimoldi, quién practica el Tantra hace más de diez años, y comenta que “lo que el Tantra busca para las personas es enseñarles la espiritualidad en su sexualidad. Nuestra sexualidad no tiene que ser únicamente una descarga de la tensión o un poseer al otro para disfrutar nosotros en el otro, tiene que ser un intercambio, un acto de conciencia.”Además, revela que la clave del goce máximo es controlar la respiración. “El secreto está en la respiración porque esta mueve la mente y la sexualidad. De esta manera, calmamos nuestra mente y hacemos un sexo más sereno”. Leandro hace hincapié en como el Tantra le cambió la vida “El tantra me permite controlar conscientemente mis emociones y vivo feliz, sin tensiones ni estrés”.
Para aquellos que quieran incursionar en el mundo tantrico, existen algunas técnicas para controlar la erección y postergar la eyaculación:
-quedarse totalmente quieto, relajar los músculos genitales y anales, y empujar la lengua contra el paladar, justo detrás de los dientes.
- respirar profundamente y con regularidad.
- Presionar el perineo con el índice y el pulgar, entre el ano y el escroto.
Aunque suene extravagante y poco atrayente para muchos, el Tantra basa su existencia en la convicción de que el sexo es toda una experiencia que no debe resumirse a un simple intercambio de fluidos, con el escueto objetivo de “descargar”, ya que para ellos, todo contacto sexual, por trivial que sea, es sagrado.
¿Llegar al orgasmo sin eyacular? Sí, se puede. La creencia tantrica asegura que el hombre queda exhausto después de acabar e incluso aseguran que, fisiológicamente, con eyacular una vez por mes el cuerpo tiene suficiente. Por eso mismo, los practicantes del Tantra aprenden a llegar al orgasmo sin necesidad de eyacular. Y no solo eso: los hombres tantricos pueden llegar a tener múltiples orgasmos y en varias partes del cuerpo.
Es que a diferencia de Occidente, donde llegar al orgasmo es visto como el objetivo central del sexo (sobre todo en los hombres), para el Tantra la satisfacción femenina y el orgasmo son muy importantes, pero el orgasmo masculino debe demorarse para extender la dicha. Linda Sonntag, escritora inglesa experta en temáticas sexuales, explica en su libro ‘Sexo sensacional’ que el Tantra “aconseja al hombre explorar su lado femenino y a la mujer sus cualidades masculinas, ya que se basa en una filosofía de la plenitud”.
En la Argentina, la Escuela Argentina de Tantra ofrece cursos intensivos de fin de semana, regulares en tres meses cursando seis horas semanales, seminarios y prácticas tántricas individuales. Allí concurre Leandro Rimoldi, quién practica el Tantra hace más de diez años, y comenta que “lo que el Tantra busca para las personas es enseñarles la espiritualidad en su sexualidad. Nuestra sexualidad no tiene que ser únicamente una descarga de la tensión o un poseer al otro para disfrutar nosotros en el otro, tiene que ser un intercambio, un acto de conciencia.”Además, revela que la clave del goce máximo es controlar la respiración. “El secreto está en la respiración porque esta mueve la mente y la sexualidad. De esta manera, calmamos nuestra mente y hacemos un sexo más sereno”. Leandro hace hincapié en como el Tantra le cambió la vida “El tantra me permite controlar conscientemente mis emociones y vivo feliz, sin tensiones ni estrés”.
Para aquellos que quieran incursionar en el mundo tantrico, existen algunas técnicas para controlar la erección y postergar la eyaculación:
-quedarse totalmente quieto, relajar los músculos genitales y anales, y empujar la lengua contra el paladar, justo detrás de los dientes.
- respirar profundamente y con regularidad.
- Presionar el perineo con el índice y el pulgar, entre el ano y el escroto.
Aunque suene extravagante y poco atrayente para muchos, el Tantra basa su existencia en la convicción de que el sexo es toda una experiencia que no debe resumirse a un simple intercambio de fluidos, con el escueto objetivo de “descargar”, ya que para ellos, todo contacto sexual, por trivial que sea, es sagrado.
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